domingo, 1 de agosto de 2010




NEOCLASICISMO, CRIOLLISMO,ROMANTICISMO
El neoclasicismo o estilo neoclásico fue un movimiento cultural, artístico y literario que se desarrolló desde mediados del Siglo XVIII hasta las primeras décadas del siglo XIX, en que después fue sustituido por el Romanticismo. Su origen viene de la reacción ante los "excesos" del barroco en el arte y especialmente el abuso decorativo de su última fase: el rococó. El neoclasicismo significó una vuelta a los contenidos grecorromanos y se buscaba nuevamente el equilibrio y la armonía entre los diferentes elementos.
El neoclasicismo en general es la recopilacion de todas las escuelas literarias en la cual todo el mundo vivia en paz y todos eran lo suficientemente sabios para asumir su oscurantismo e igualdad.

El neoclasicismo trató de imitar a los griegos y romanos. Su principal característica es la belleza fría y sin alma. La sátira y la burla identificaban la prosa y el verso; algunos críticos nombraron esa literatura como prerrevolucionaria, por su intención y por haber antecedido a las guerras de la independencia americana. Todo esto se generó cuando comenzaron las críticas contra las autoridades que representaban la corona española.

La poesía neoclásica se distinguió principalmente por su lírica de contenido ligero, con temas sobre el amor, mitología, asuntos bíblicos, civiles y progresistas. También por el renacimiento de la fábula, el epigrama y otras composiciones festivas y moralizantes, introducción del paisaje y de personajes locales, incluyendo la flora y la fauna. Auge de la poesía patriota, en forma de odas e himnos heroicos, sobre hechos de las guerras de la independencia.

Además una entrada al léxico poético de voces regionales o populares y la aparición en el Río de la Plata de la poesía gauchesca, que se explicará más adelante. Hubo también una poesía revolucionaria, aunque de valor estético limitado. Ésta celebraba los triunfos de las armas americanas, enaltecía a los héroes de la guerra, promovía el entusiasmo nacional y atacaba a España, sus hombres y sus actos. Esta poesía se ha recogido en cancioneros, y algunas de las composiciones son anónimas, mientras que otras aparecen firmadas.

En la prosa, los fenómenos fueron los siguientes: el surgimiento del periodismo político, social y económico, como medio de difusión de la nueva ideología y revolución. Una preferencia por los ensayos, proclamas, historias y discursos; el nacimiento de la verdadera novela realista hispanoamericana en México José Joaquín Fernández de Lizardi. Un ejemplo de este género son los himnos nacionales escritos en este estilo. Aunque el periodismo fue la actividad literaria más inmediata y directa, la prosa revolucionaria es riquísima en memorias, autobiografías, cartas, discursos, artículos, ensayos, panfletos y traducciones. En el teatro, sin embargo, no hubo grandes novedades. Se representaban las comedias y tragedias del repertorio clásico español. Hubo, con todo, intentos de teatro popular, que pueden considerarse como los precursores de los teatros realistas locales. El monólogo o unipersonal tuvo bastante auge en esos momentos.
En Colombia, donde la tradición clásica y académica ha sido muy fuerte hasta nuestros días, destacaron en los años finales del s. xviii grupos poéticos de este cariz como la Tertulia eutrapélica o la Academia del Buen Gusto, ambos radicados en Bogotá. Mayor interés tiene, sin embargo, el grupo de poetas de Popayán, al que pertenecen José María Valdés, Francisco Antonio Rodríguez y, sobre todo, José María Gruesso (1779-1835) y Francisco Antonio Ulloa (n. 1783), que representan la influencia prerromática de Young y Gray, aunque expresada aún en el marmóreo lenguaje neoclásico.

Literatura de Colombia independiente. Se ha dicho que Colombia es país de literatos. Y de poetas, más concretamente. Y es verdad que no puede señalarse lo mejor de la literatura de Hispanoamérica sin hablar al mismo tiempo de algunos poetas; y, sobre todo, filólogos y novelistas colombianos.

Los poetas. Fue contemporáneo de José Eusebio Caro (v.), Julio Arboleda (1818-62), autor de Gonzalo de Oyón, único intento de épica que se ha hecho en Colombia. Es una leyenda heroica, de asunto romántico. Quizá la falta de una acción unificante le quite interés a la obra total que, por otra parte, quedó inconclusa. Pero cada uno de sus cantos tiene un gran valor por las vivas descripciones, por la sostenida inspiración, por el maravilloso juego de lo fuerte y de lo blando en el manejo de los versos heroicos y románticos. Recuerda al Tabaré de Zorrilla de San Martín.

Los prerrománticos. En el nuevo espíritu prerromántico, intensamente vivido por la burguesía criolla, confluyeron, junto con los poemas de Young y el falso Ossian, dos relatos que por su ambiente americano fueron muy pronto leídos, traducidos e imitados en todo el continente: Pablo y Virginia de Bernardin de Saint-Pierre (v.) y Atala de Chateaubriand (v.). Dentro de esta nueva fórmula sentimental destacan escritores como el colombiano José Fernández Madrid (1789-1830), al que sus contemporáneos llamaron «el sensible», y el argentino José Antonio Miralla (1789-1825).


Francisco Álvarez de Velasco y Zorrilla (Bogotá, 1647 - Madrid, 1708) era hijo de un oidor neogranadino y de la hija de un oidor de Quito. Desde muy temprano recibió formación religiosa y ejerció la vida política. Su obra fue recogida en el libro Rhytmica Sacra, Moral y Laudatiria. Al contrario de Domínguez Camargo, era un gran admirador de Francisco de Quevedo y era reticente con respecto al gongorismo, con la excepción de Sor Juana Inés de la Cruz a quien le escribió desconociendo que había muerto. Velasco y Zorrilla asume el nuevo lenguaje americano -sus modismos- con orgullo, por lo que se ha ganado el reconocimiento como 'primer poeta americano'. También se le atribuye ser precursor del neoclasicismo. Se destaca su poema Vuelve a su quinta, ah friso, solo y viudo en donde relata el triste reencuentro del hombre viudo con su hogar y cómo la ausencia de su amada transforma el ambiente para el que llega y para los que están.
Los temas preferidos por los neoclásicos hispanoamericanos fueron de libertad y progreso inspirados por los generales Simón Bolívar, Sucre y José de San Martín. El máximo representante de la época es José Joaquín Olmedo (1780-1847), ecuatoriano que compuso una famosa obra que elogio a Simón Bolívar La victoria de Junín. También está José María Heredia (1803-1839), cubano y humanista, autor de dos célebres odas: En el teocalli de Cholula y Niágara.

* Romanticismo en Colombia: Su influencia en la literatura y política. **

La situación de la Literatura Colombiana en la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por la imitación de las formas estilísticas predominantes en las literaturas Europeas, especialmente de la Inglesa y la Francesa. En 1850, cuando ya el romanticismo era prácticamente cosa caduca en Europa, en Bogotá, la "Atenas Suramericana", estaba en todo su furor.
Hacia 1850 el país, con unos partidos políticos en formación se agitaba entre el ansia de reforma y la lucha por sostener la tradición de unas estructuras coloniales. El afán reformista de liberales, comerciantes y artesanos dio lugar al surgimiento de una vasta literatura política de corte radical y a la adopción de la herencia romántica Europea creada al calor de la Revolución Francesa de 1848, que llenó de expectativas políticas especialmente a los artesanos y a jóvenes universitarios; y al surgimiento de movimientos y teorías políticas de tendencia utópica, como la producida por las Escuelas de Blanc, Saint Simon y Fourier. Muchos de los seguidores de éstas tendencias partían del principio de que el Progreso seguía una línea indefinida hasta culminar en un Estado Democrático y Cristiano.
No es gratuito pues, que al calor de estas ideas, la influencia del romanticismo francés se asentara con todo su rigor en los espíritus colombianos de la época y, como lo argumentan distintos historiadores, que tanto liberales como conservadores leían con avidez a los más grandes poetas y novelistas franceses del momento. Loe escritores españoles, gracias al sentimiento antiespañol que predominaba en el país después del proceso de independencia, fueron prácticamente relegados, aunque algunos escritores peninsulares lograron su público, entre éstos, pueden mencionarse a Zorrilla, Espronceda y el Duque de Rivas.
Entre los Franceses ocupó el primer lugar Lamartine con sus discursos contra el ateísmo; Victor Hugo que influyó profundamente en la ideología popular con "Los Miserables" y con "Nuestra Señora de París"; Eugenio Sué conmovió los espíritus de los liberales con "El Judío Errante", en el que presenta a los Jesuitas como serios enemigos de la sociedad y, con "Los Misterios de París" que tuvo tal acogida que en 1848 se publicó "Los Misterios de Bogotá" obra del escritor Eladio Vergara y Vergara quien pinta en sus líneas el contexto Bogotano de 1827 a 1830 y los sucesos políticos de la época, al tiempo que muestra todo lo nocivo de la sociedad santafereña que acababa de salir de los acontecimientos de la Independencia.
Los temas de la Novela y la Poesía Colombiana de la segunda mitad del siglo XIX se trabajaron de acuerdo con los modelos románticos europeos: Predominaban en ellos la fatalidad, la muerte, los sentimientos amorosos; así mismo se rindió culto a lo nacional y lo histórico, siendo éste el punto más importante y rescatable de la influencia romántica Europea, es decir, se adaptaron los temas a las realidades y a la búsqueda de referentes que mostraran una identidad nacional, aludiendo y descubriendo elementos autóctonos perdidos en las leyendas y tradiciones regionales, en los relatos bélicos, etc., y en los libros de cronistas. Se recupera pues, el pasado histórico y se despierta el gusto por el sabor local.
En este sentido, la primera novela de género histórico publicada en el país fue la de Juan José Nieto titulada "Ingermina o la Hija del Calamar", en la cual se narran los amores de una princesa indígena con el español Alonso de Heredia. Su autor había leído a Walter Scott y es fiel a su técnica literaria.
En definitiva, podemos afirmar que el romanticismo hizo volver los ojos sobre la realidad propia, era la época en que se perfilaba en el país el nacimiento de una burguesía que luchaba por reafirmarse como clase dirigente intentando construir los cimientos socio culturales y políticos de la nación y de la nacionalidad.

los representantes colombianos en el romanticismo son: Juan Jacobo, precursor del romanticismo, del hombre atormentado por las dudas, pero capaz de dirigir geniales miradas al mundo del sentimiento y del espíritu , Rafael Nuñez se enfrenta con la figura del Ginebrino con espíritu más crítico y realista (...) en unas notas dedicadas al autor del Contrato Social evoca la admiración que tuvo por él en su juventud: (...) de los "Pensamientos" conservamos a través de medio siglo numerosos recuerdos. El capítulo dedicado a Dios se nos grabó con carácter indeleble y podíamos trasladarlo en este momento íntegro al papel (...)"


José María Samper, su primera novela "Martín Florez" pero en ella y en posteriores producciones opta por el romanticismo social (costumbrismo): "A la edad de 16 años escribí mi primera novela (...) la segunda escrita dos meses después, era verídica, como que pintaba a lo vivo costumbres domésticas y la intitulé "Los misterios de la casa de don Juan" por cuanto estaban de moda entonces Los Misterios de París y de todas las capitales posibles." Desde esta lógica, se puede afirmar que no había una perspectiva o concepción romántica insuperable, que en la práctica se hace evidente en Samper quien aún después de su ingreso a la política y en los lugares desta

El criollismo: Esta actividad literaria llamada también "regionalismo" se afianza en Hispanoamérica en las tres primeras décadas del siglo XX.
Los escritores muestran una definida posición nacionalista en el arte y una conciencia literaria madura. Son americanistas también, en cuanto se desentienden del peso de las tradiciones europeas y centran su interés en nuestro continente.
A diferencia de los americanistas del período romántico (Echeverría y otros) y de los indigenistas de la misma época ( Zorrilla de San Martín y otros), ponen su objetivo en el paisaje antes que en los individuos. Por esto son notoriamente descriptivos. Además, los personajes de sus obras son por lo común víctimas de esa naturaleza americana, brutal, inhóspita y grandiosa.
Asimismo, son excelentes artistas que dominan la técnica de la novela, el relato o el cuento, ya maduros por esos años en Hispanoamérica, después de la maestría literaria que habían revelado en sus obras los poetas y prosistas del modernismo. Continúan esta tradición modernista de hacer verdadero arte escrito, pero con contenidos nacionales, antes que los cosmopolitas preferidos por sus predecesores.

Características
Dominan el manejo de la lengua y conocen a fondo los regionalismos de vocabulario sintácticos, que usan sin prejuicios en sus obras. Los diálogos se caracterizan por la fidelidad a las hablas locales.
Finalmente, conocen a fondo la psicología de los habitantes de esas regiones, y los presentan con exageraciones o idealizaciones irreales. Los más grandes representantes del movimiento criollista en Hispanoamérica fueron Rómulo Gallegos, Francisco Lazo Martí, (Venezuela), José Eustasio Rivera (Colombia), Horacio Quiroga (Uruguay-Argentina), Ricardo Güiraldes y Benito Lynch ,(Argentina).


Francisco Lazo Martí, Comentarios a su obra:
El crítico Mario Torrealba Lossi afirma que «en la Silva Criolla se juntan, en mágica simbiosis, la concepción de lo hispanoamericano -el paisaje, el hombre, el sentido telúrico- así como la expresión más genuina del carácter venezolano». El mismo año en que Manuel Vicente Romerogarcía publica su novela Peonía (1890), se está graduando de médico Francisco Lazo Martí, un joven estudiante nacido en Calabozo que ha venido a Caracas sólo a recibir su diploma universitario. Ha vivido siempre en el corazón de los llanos, y a ellos regresa con su título y su vocación de servicio público. En Guárico, Apure y Barinas habrá de ejercer su profesión, más con el carácter de un apostolado que con miras lucrativas.


Su sensibilidad por las angustias y necesidades de los humildes bien pronto rebasa sus capacidades como médico, y lo atrae hacia el terreno de la política. En 1892 es redactor, en San Fernando de Apure, del periódico El Legalista, en cuyas columnas hace campaña contra el continuismo del Presidente Raimundo Andueza Palacio, a quien derroca el General Joaquín Crespo, cabeza de la llamada Revolución Legalista. El triunfo de los legalistas no representó para Lazo Martí oportunidad para escalar posiciones o solicitar recompensas. Prefiere internarse en dos pueblos barineses, Puerto Nutrias y Soledad, en los que permanece cuatro años (1893-1897), en ejercicio de la profesión.


Características de su poesía
1.-La noche aparece en todos sus poemas como algo cruel, siniestro, pavoroso.
2.-La naturaleza muere y resucita eternamente.
3.- Vivir es ignorar y es angustiarse ante el misterio.

Modernismo
José Asunción Silva es un escritor modernista pleno como con frecuencia se le designa. Este es un debate que se ha desarrollado en las últimas décadas y en el que han intervenido prestigiosos profesores y críticos, estudiosos de la literatura latinoamericana. Resulta hoy evidente que la personalidad de Rubén Darío y su genio poético, llevaron a una distorsión de la percepción correcta del fenómeno literario modernista, distorsión propiciada en no poca medida por el mismo Darío. Ello hizo que se hablara durante años de unos precursores o premodernistas, que serían los cubanos José Martí y Julián de Casal, el mexicano Manuel Gutiérrez Nájera y el colombiano José Asunción Silva.

Estos habrían preparado el terreno para los modernistas de verdad, la pléyade compuesta por Darío, Lugones, Jaimes Freyre, Herrera y Reissing, Chocano, Egure, Valencia, Nervo, Urbina, Tablada, González Martínez.

Gracias a los estudios de varios analistas, entre ellos debe mencionarse a Max Henriquez Ureña, Iván Schulman y Manuel Pedro González, parece claro que hubo dos generaciones modernistas y, también, dos estilos muy distintos que coexistieron dentro del modernismo. En síntesis, la primera generación es la que encabeza Martí, que es el mayor del grupo, y cierra Rubén Darío, quien es apenas dos años menor que Silva.
Está claro que ese modernismo no se gestó gracias al simple capricho estético de un grupo de escritores, sino como una actitud ante la creación literaria, que se caracteriza por una conciencia artística muy profunda y por una voluntad firme de innovar en los territorios formales del lenguaje.

Y todo ello como expresión y consecuencia de las grandes transformaciones filosóficas, sociales e ideológicas de la época, que Iván Schulman enuncia someramente así: «la industrialización, el positivismo filosófico, la politización naciente de la vida, el anarquismo ideológico y práctico, el marxismo incipiente, el militarismo, la lucha de clases, la ciencia experimental, el auge del capitalismo y la burguesía, neoidealismo y utopías...»

La obra de José Asunción Silva es breve. Comprende alrededor de 150 poemas, una novela titulada De sobremesa y una serie, también breve, de prosas y notas críticas. Los poemas están distribuidos en cuatro conjuntos. El principal de ellos, por su calidad y coherencia, es El libro de versos, el único que Silva organizó y dejó listo para publicar. Bajo esas características y con ese título se dio a conocer por primera vez en 1923. En 1945 se hizo una edición facsímilar, excelente reproducción de los originales. Este volumen comprende su producción de 1891 a 1896.


Su obra primera, escrita entre los 14 y 18 años de edad, estuvo inédita hasta 1977, fecha en que se halló en la Biblioteca Nacional de Colombia un libro manuscrito, conocido parcialmente, el cual se publicó bajo el título de Intimidades, con un estudio del profesor Héctor Orjuela, experto en el trabajo silviano.

Los últimos dos conjuntos de su poesía se han reproducido como capítulos de la obra completa. Uno corresponde a un grupo de poemas sueltos que se suele publicar con el título de Poesías varias y el otro a una serie de versos satíricos, conocida como Gotas amargas, la cual fue reconstruida por sus amigos, pues el poeta nunca quiso publicarla. La anterior es la organización dada a la obra poética de Silva por los críticos que la han estudiado a lo largo de este siglo, y así han podido establecer fechas, autenticidades y características. Sin embargo, el primer libro de Silva se publicó en Barcelona en 1908, por la editorial Maucci, con un visionario prólogo de Miguel de Unamuno.

Se destacan también:

Pedro Emilio Coll
Manuel Diaz Rodriguez

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